¿QUE ES LA ECO-JUSTICIA?

La Eco-Justicia es la búsqueda del bienestar de la naturaleza a la par de la del ser humano. La eco-justicia reconoce que en la realidad los seres humanos existimos en/con la naturaleza; no existe real separación por más que querramos separarnos de ella con nuestra indiferencia o nuestra falta de cuidado.

¿Y LA "ECO-TEOLOGIA"?

Como personas de fe, entendemos que si no existimos fuera de la naturaleza, Dios tampoco se revela sólo en la historia humana sino a través de su creación, donde existimos. Cuando buscamos a Dios desde esta visión, encontramos que la Escritura está llena de historias de este tipo y que la creación misma es fruto de la palabra de Dios (Genesis 1:3, 6, 8,9, 11).

01 octubre 2009

Leyendo el Nuevo Testamento en la Era Ambientalista


Por David Rhoads
Profesor de Nuevo Testamento
Escuela Luterana de Teología en Chicago (LSTC)

Es un placer contribuir a un ensayo en honor de Bill Lesher. Entre los muchos regalos de Hill, está una visión por un ministerio global que rodea una preocupación por el bien común, una postura activa hacia la justicia, y un compromiso para la integridad de la creación. Es éste último asunto el que quiero levantar aquí, porque, como Presidente de LSTC, Bill Lesher ha guiado el camino en ayudar al seminario a convertirse en un lugar que fomenta el cuidado de la tierra y que prepara a pastores que puedan ofrecer liderazgo en asuntos de ecología y justicia. Por eso, junto con otras muchas dimensiones de su legado, estoy profundamente agradecido.


Dado que estamos entrando en una Era Ambientalista, comenzamos a descubrir qué significa leer la Biblia por lo que dice con respecto a la creación y el rol de los seres humanos como parte de la creación.1 Mucho se ha hecho en los estudios del Antiguo Testamento para comenzar el proceso de la interpretación, pero solo un número de artículos han aparecido en los estudios del Nuevo Testamento. Este ensayo también es un modesto esfuerzo de sugerir algunas direcciones a considerar.
No encontraremos en el Nuevo Testamento nuestras preocupaciones modernas sobre la degradación humana de la creación – el deterioro de la capa de ozono, las amenazas a la vida por el calentamiento global, los efectos de masivos desechos tóxicos y basura, los problemas de deforestación y desertificación, o la perdida de la diversidad biológica. Sin embargo, hay mucho en el Nuevo Testamento que tiene implicaciones por la crisis ambientalista y que apoya un compromiso por cuidar la creación de Dios.

A medida que buscamos descubrir lo que el Nuevo Testamento tiene que ofrecer, con seguridad resaltaremos pasajes que enfatizan a la creación y la nueva creación como el trabajo de Dios y de Cristo. También probablemente queramos hacer aparente las dimensiones cosmológicas de las varias lecturas del Nuevo Testamento – la imagen de la creación y el lugar humano en ella. Como Cristianos, probablemente nos encontraremos a nosotros mismos interpretando pasajes familiares en nuevas maneras y encontrando relevancia en pasajes no tan familiares. También recurriremos a la Biblia para retarnos a transformarnos para que estemos mejor preparados para los conflictos, elecciones, y los sacrificios que puedan llegarnos en esta Era Ambientalista.


Problemas y posibilidades para el Nuevo Testamento en relación con el ambiente

Mientras claramente hay problemas con tratar de leer el Nuevo Testamento como un documento “ambientalista”, también hay muchas posibilidades prometedoras. Por un lado, el Nuevo Testamento no tiene descripciones extensas sobre la creación y la naturaleza como las que tiene el Antiguo Testamento. Por el otro lado, hay más en el Antiguo Testamento sobre la creación y la naturaleza de lo que se ve a primera vista.


A diferencia del Antiguo Testamento, no hay historias de Dios sobre la creación del mundo, historias que explícitamente articulen concepciones de la creación y el lugar de los seres humanos en la creación. Esta situación hace difícil discernir el punto de vista de los escritores del Nuevo Testamento sobre estos asuntos. Sin embargo, los escritos del Nuevo Testamento usualmente asumen puntos fundamentales de continuidad con las opiniones del Antiguo Testamento sobre la creación. También, muchas de las escrituras del Nuevo Testamento asignan un rol para Cristo en la creación tanto como un rol en redimir a (toda) la creación. Además, el Nuevo Testamento cuenta muchas historias de recreación – historias sobre la restauración de la creación e historias de gente que recupero su lugar correcto en la creación. Estas historias afirman que la redención de Cristo no abandona la creación, si no más bien sacia y complementa a la creación.


También, a diferencia del Antiguo Testamento, no hay pasajes largos en el Nuevo Testamento que describan el amplio mundo natural, tales como los que encontramos en algunos salmos o en ciertos pasajes de profetas o en el libro de Job. Aún así, hay mucho más sobre el mundo natural en el Nuevo Testamento que los interpretes han usualmente reconocido. Visiones sobre la naturaleza están incrustadas o implícitas por las escrituras del Nuevo Testamento por aquí en una línea, o por allá en un pasaje – en una metáfora o parábola, un dicho sabio o un credo. Cuando tratamos estos breves pasajes como ventanas a través de las cuales discernir las afirmaciones y suposiciones sobre la naturaleza detrás de estos pasajes, entonces toda la escritura en la cual están encajados luce diferente. En éste proceso, el propósito no es identificar pruebas-de-texto si no más bien ver cada escritura completa en una nueva forma. Entonces podemos integrar la visión particular de la creación en nuestro entendimiento general de esa escritura en particular.

De igual manera, el Nuevo Testamento es más antropocéntrico que el Antiguo Testamento. Algunos eruditos Bíblicos recientemente han aclarado que la historia de la salvación en el Antiguo Testamento incluyen tanto la historia humana como la historia natural en una historia unida. Al contrastarlas, la salvación en el nuevo testamento es predominantemente antropocéntrica, eso quiere decir, centrada en los seres humanos.

Por ejemplo, en el Nuevo Testamento no hay un pacto que incluya a los animales, no hay promesas conectadas con la tierra, y las metáforas de la salvación son abrumadoramente antropocéntricas – como si la redención existiera solo para los humanos y no para toda la creación.

Sin embargo, aquí otra vez, hay mucho más para nosotros recuperar en el Nuevo Testamento que parece aparente a primera vista. En el Nuevo Testamento, como en el Antiguo, la salvación humana y el juicio nunca se divorcian del resto del mundo natural – una estrella parece en el nacimiento de Jesús, la llegada del reino envuelve el calmar de la tormenta en el mar, la opresión de los humanos estará acompañada de señales en el sol y las estrellas, al final del tiempo los árboles producirán fruto todo el año, Jesús regresará en las nubes, etcétera. En el Nuevo Testamento, como en el Antiguo, no hay separación entre la historia humana y el mundo natural. No son ni siquiera dos cosas distintas mantenidas juntas. Más bien, hay simplemente un mundo.

Finalmente, hay distintos aspectos dualísticos de pensamiento en el Nuevo Testamento que no se encuentran generalmente en el Antiguo Testamento. Tales aspectos dualísticos de pensamiento tienen a disuadir una preocupación por el mundo natural. Ellos incluyen un contraste dualístico entre el Espíritu de Dios y la vida de la carne, una preocupación aparente con salvación individual y personal después de la muerte en un cielo separado de la tierra, y una expectativa cristiana de que Jesús regresará pronto para acomodar en el fin del mundo. En la visión de muchos cristianos del siglo veintiuno, la costumbre de éste mundo era fallecer a medida que la nueva era llegaba. Tales ideas de otro mundo tendían a tratar a este mundo no como una casa permanente, si no simplemente como el lugar de peregrinación en el camino al cielo.

No obstante, aún los aspectos aparentemente dualísticos del pensamiento del Nuevo Testamento no son tan negativos hacia la creación como pueden parecer. En el Nuevo Testamento, el Espíritu sacia el material; no lo suprime. Es una “orientación a la carne” que el Nuevo Testamento condena, no a la carne o el cuerpo como tales. Después de todo, como Juan testifica, la palabra se volvió carne. También, en el Nuevo Testamento, no hay salvación separada de la comunidad, y no hay comunidad separada de toda la (re-)creación. Los cristianos norteamericanos tienen la tendencia a leer el Nuevo Testamento con los ojos individualistas de nuestra cultura y fallan en ver las suposiciones de los primeros cristianos de que toda vida es vida comunal. Finalmente, la era apocalíptica venidera no se enfoca en el cielo, si no más bien en una tierra transformada, porque la expectativa era que Jesús regresaría – una opinión que apoya la visión de la nueva creación como una afirmación del mundo, en vez de un rechazo o abandono de él.


Interpretando las escrituras del Nuevo Testamento con “lentes ambientalistas”

Se podrían tomar muchos enfoques hacia la lectura del Nuevo Testamento desde una preocupación ambientalista. Un enfoque podría ser el buscar temas y patrones relevantes de pensamiento comúnmente compartidos a través de las escrituras del Nuevo Testamento: Dios como Creador, teología de la encarnación, el rol de administradores de los humanos, las imágenes de la nueva creación, etcétera. Este enfoque enfatiza la unidad de los testigos del Nuevo Testamento sobre la creación.
Por otro lado, cuando leemos el Nuevo Testamento a través de lentes ambientalistas, podemos también ver muchos distintos entendimientos de la creación. En vez de buscar una imagen coherente de la creación en el Nuevo Testamento, podríamos ver distintas visiones de la naturaleza y del rol humano dentro de la naturaleza correspondientemente en las diferentes escrituras del Nuevo testamento. Una vez que hayamos visto estas distintas visiones, podemos comenzar a interpretar escrituras individuales inclusivas de su visión de todo el cosmos.


El Evangelio de Marcos:
"En seguida, el Espíritu le impulsó al desierto,
y estuvo en el desierto cuarenta días, 
siendo tentado por Satanás. 
Estaba con las fieras, y los ángeles le servían. (Marcos 1:12-13)


Las palabras “estaba con las fieras” son una ventana a la visión general de la naturaleza en el Evangelio de Marcos. Las fieras representan la creación no-humana, que se entienden en la experiencia de Marcos como estar en contrariedad con la humanidad y como una amenaza para la existencia humana. En la representación de Marcos del mundo, esta amenaza a la naturaleza es solo un ejemplo de la opresión en un orden creado que se ha torcido, en el cual los seres humanos están bajo muchas fuerzas opresivas – tormentas en el lago, carencia de alimentos en el desierto, enfermedad, demonios, y otros seres humanos.
De los patrones de evidencia en el retrato del mundo de Marcos, podemos legítimamente inferir una suposición detrás de las representaciones de Marcos: los seres humanos debían ejercer autoridad sobre el orden creado, no ser oprimidos por él. Para Marcos, la llegada del “reino” de Dios restaura a la gente en su lugar apropiado de creación – haciendo disponible la autoridad humana bajo Dios, sobre fuerzas no-humanas que oprimen a la gente (pero sin autoridad sobre otros humanos), porque “todas las cosas son posibles para aquellos que tienen fe”. Con acceso al poder proveniente de Dios, se espera que los agentes del reino tengan autoridad sobre los demonios, enfermedad, el viento, el mar, el desierto, pero no sobre otra gente. Por lo tanto, el Evangelio de Marcos retrata la llegada del reino de Dios como una restauración no solo de creación humana, pero de toda la creación.
Según Richard Bauckham, la escena de la tentación en el desierto ilustra el ideal.3 Jesús está con las fieras y ellas no son una amenaza para él. En la visión de Marcos, Jesús ha venido a restaurar la creación a su adecuado orden – un orden en el cual los seres humanos están bajo Dios y en armonía con el resto del orden creado – ejerciendo una autoridad (dominio) en el cual los animales no son una amenaza y en el cual los humanos cuidan a los animales. El profeta Oseas predijo un tiempo cuando Dios haría un pacto con los animales; Dios terminaría la guerra en la tierra y los animales podrían tomar siesta estando seguros. Los animales se echan junto a Jesús porque en su presencia ellos están libres de peligro. A cambio, Jesús también se encuentra a salvo.
Cuando leemos a Marcos como un todo, una imagen consistente emerge: la naturaleza es potencialmente amenazadora; la llegada del reino de Dios restaura a los seres humanos a su lugar y rol apropiado en la creación; por fe, los seguidores participan en la restauración de la creación – así sea viniendo en armonía con la naturaleza o teniendo autoridad para superar su amenaza.


La Carta a los Romanos
"Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. La creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza. Por tanto, también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora. Y no solo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo". (Romanos 8:19-23)
Al comentar sobre este pasaje, Robert Jewett nota que la creación está aquí personificada a medida que espera con expectativa ansiosa y gime dentro de si misma con dolores de parto. Esto, nota Jewett, va en la dirección del movimiento ecológico moderno que ve el destino de los niños de Dios. La creación cayó cuando la primera persona en el jardín peco y pasó por encima de sus limites con arrogancia. A través de Cristo y del Espíritu, Dios está recreando gente capaz de actuar con rectitud quienes se tratarán los unos a los otros y a toda la creación con justicia y cuidado. Cuando la nueva creación de seres humanos rectos sea revelada y se le de dominio, entonces toda la creación no-humana también será libre de su esclavitud a deteriorarse y experimentará la gloria de los niños de Dios. Esto comenzará a “restaurar una vez más un balance correcto de la creación, superando la corrupción y el desorden que resultó de la maldición de Adán”.
En otras palabras, toda la creación esta deseosa, porque cuando los seres humanos se rectifiquen, tratarán al resto de la creación de tal forma que toda la creación prosperará con fuerza.
De esta manera, hay una conexión entre la rectitud de los seres humanos y el estado de la creación. El asunto es si los humanos expresarán dominio verdadero o dominio de idolatría. La idea básica, escribe Jewett, es que “al actuar desde deseos idólatras para tener dominio ilimitado del jardín, el propósito original de la creación – expresar el bien y reflejar la gloria divina – fue vaciado”. La frase “la gloria de los niños de Dios” es entonces entendida en la rectitud y la justicia de Dios cuyo alcance es cósmico.
La Carta a los Colosenses:
"Cristo es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación, porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes que todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten. Él es también la cabeza del cuerpo que es la iglesia, y es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia, porque al Padre agradó que en él habitara toda la plenitud, y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz" (Colosenses 1:15-20)


Al analizar esta carta post-Paulina, Joseph Sittler estaba agudamente conciente de la naturaleza antropocéntrica de la mayoría de las metáforas de redención.8 Ahora que estamos concientes de cuánto toda la naturaleza nos necesita para ser redimida, el discutía, necesitamos una cristología que sea tan grande como el tamaño de los problemas que enfrentamos, una cristología que señale no solo las fallas humanas si no también las fallas de toda la creación.
Sittler señalaba este pasaje de Colosenses como una cristología adecuada. Aquí hay un entendimiento de la cruz de Jesús que se extiende a todo el orden creado. Jesús no solo murió para que los seres humanos se reconciliaran con Dios. Más bien, la muerte de Jesús es la reconciliación de todas las cosas en el todo de la creación. La consecuencia es que los humanos también son reconciliados con “todas las cosas” y por eso colocados en una relación nueva y responsable con todo el orden creado. El trabajo de Cristo como un rescatador cósmico cacha al oyente en un drama de redención que incluye todo el cosmos y por lo tanto es capaz de tratar con nuestra crisis ambientalista.


Otros Escritos


Podríamos ilustrar las opiniones características de otras escrituras del Nuevo Testamento: Mateo tiene una teología sabia que ve a la naturaleza como un maestro para los valores y la moralidad humana. El Evangelio de Juan retrata el cuidado y la protección de un dueño (la oveja y el pastor), en vez del cuidado dado por un mercenario, como una alternativa a la mayordomía, modelando nuestro cuidado por los regalos de la creación de Dios. La Revelación de Juan discute que toda la creación esta desboronándose bajo el juicio de Dios por la injusticia humana y que solo el renunciar a la lealtad idólatra para la riqueza y el poder del Imperio Romano restaurará la creación. En cada caso, la tarea es crear una interpretación integral de cada escritura para incluir el lugar del orden entero creado en nuestra comprensión de esa escritura.


El pecado humano y la explotación de la naturaleza.


El Nuevo Testamento señala los tipos de pecados humanos que existieron en el primer siglo y que, en nuestro tiempo, siguen existiendo y contribuyendo a nuestro actual aprieto ecológico. Explotamos la tierra por avaricia y egoísmo? porque necesitamos probar nuestro valor propio? porque estamos alienados del creador y de el resto de la creación? porque tenemos miedo de renunciar nuestra actual seguridad con elecciones hechas por el bien de futuras generaciones? porque nos entregamos a idolatrías a instituciones o realidades que no son Dios? El Nuevo Testamento embarca en tales análisis de lo que está mal con los seres humanos para poder liberar a la gente para una existencia transformada juntos.
Por ejemplo, Pablo señala la explotación que ocurre cuando los seres humanos buscan justificarse a si mismos. Su anuncio de que ya estamos justificados por la gracia nos libera a amar a otros (y a la creación) por su propio bien, sin la necesidad de usarlos en nuestros proyectos para probar algo sobre nosotros mismos. La historia de Marcos sobre Jesús nos señala nuestra necesidad temerosa de asegurarnos a nosotros mismos a costa de los demás. El proclama un evangelio que nos da valor a arriesgar la pérdida y de sacrificarnos para poder servir a otros (y a la creación). Mateo condena nuestra ciega hipocresía que nos previene de reconocer los aspectos destructivos de nuestro comportamiento. El proclama un evangelio de presencia y de perdón, el cual nos da la capacidad de vernos honestamente a nosotros mismos y de arrepentirnos. El Evangelio de Juan levanta nuestra alineación del creador como la raíz de la condición humana. El proclama un evangelio en el cual todo el orden creado (pan, agua, luz, viñas y ramas, puertas) es santificado por su capacidad de ser testigos a través del cual todas las cosas fueron creadas.
A medida que nos acercamos a un entendimiento más claro de las maneras en las que contribuimos a la crisis ecológica y descubrimos nuestras resistencias al cambio, los varios entendimientos del evangelio en el Nuevo Testamento nos darán poder para encargarnos de nuestros pecados humanos. Si buscamos superar nuestros problemas ambientales desde la culta o el miedo o la ansiedad sobre nosotros mismos, probablemente empeoremos las cosas. Más bien, la transformación necesita venir desde las buenas nuevas de la redención y la liberación de Dios. Necesitamos alimentarnos de la gracia y la compasión y la alegría de Dios por las elecciones y los cambios que puedan ser requeridos de nosotros en el futuro a medida que enfrentamos las crisis ambientalistas.


El Nuevo Testamento como un manual para enfrentar un posible fin del mundo


Los primeros cristianos creían que el fin del mundo como ellos lo conocían era inminente y que pronto Jesús regresaría para un juicio final y la salvación. Nosotros también estamos enfrentando un posible fin del mundo como nosotros los humanos lo conocemos por los drásticos cambios que puedan tomar lugar en el ambiente de la tierra. Paralelos entre el Nuevo Testamento y nuestro propio tiempo se vuelven obvios en una era en la que la acción radical puede ser llamada como un medio para evitar nuestra destrucción.
Enfrentando una visión de un nuevo mundo para ellos, los primeros cristianos no abandonaron la era presente. Al contrario, se prepararon para la salvación de la nueva era como un medio para evitar su juicio. Nosotros estamos en una posición similar. Por un lado, si no somos capaces de arrepentirnos y cambiar nuestra destrucción de los propios ecosistemas que sostienen la vida humana, las consecuencias pueden muy bien representar el juicio de Dios sobre nosotros. Por otro lado, si somos capaces de arrepentirnos y de crear una vida sostenible juntos para futuras generaciones en la tierra, los resultados constituirán una transformación que podría en algún sentido representar la salvación de Dios para la raza humana.
Entonces, como actuaron los primeros cristianos enfrentándose con su expectativa del posible fin del mundo? Qué podemos aprender de ellos? Aquí hay algunas características configuradas por su expectativa del fin del mundo.
  1. Había una tremenda urgencia de difundir el mensaje: de villa a villa, de ciudad en ciudad – para llamar a la gente y a las ciudades y a las naciones a arrepentirse y cambiar su comportamiento.
  2. Los primeros cristianos hicieron análisis penetrantes sobre la condición humana, no solo en términos del mal obvio, pero en términos del lado oscuro de nuestra bondad y nuestros compromisos. Ellos vieron que el problema no era una cuestión de simplemente bueno y malo, pero en como hacemos el mal en el camino de hacer el bien. Ellos discernieron su propia hipocresía y la enfrentaron. En vez de echarle la culpa a otros, ellos vieron el mal en ellos mismos y buscaron cambiarlo. Identificaron los mitos destructivos de su cultura, le dieron nombre a aquellos mitos, y o los transformaron o los reemplazaron con historias que daban vida.
  3. Muchos de los primeros cristianos se retiraron o desasociaron del comportamiento y los estilos de vida y las creencias de la cultura. Ellos trazaron una línea con valores culturales e instituciones que eran destructivas – estrechas realezas familiares, clases, riquezas, posiciones de honor, ciertas interpretaciones de la ley, ceremonias, participación económica, entre otras. A cambio, se identificaron con los valores y comportamientos apropiados con el nuevo mundo del reino que surgía.
  4. Los primeros cristianos confrontaron a los poderes destructivos, retando valientemente su idolatría e hipocresía. Así, ellos estuvieron dispuestos a sacrificarse y a arriesgar la pérdida, persecución, y muerte para poder romper con las lealtades estrechas de supervivencia. Condenaron a los gobernantes, abrazaron una alianza mayor con el mundo entero de Dios, y se sacrificaron por el nuevo mundo venidero.
  5. Crearon comunidades alternativas. Ellos no simplemente crearon una ruptura negativa de la cultura, si no que también crearon una participación positiva en el reino. Tenían una visión del futuro, el reino había venido! De esta forma, los primeros cristianos buscaron ser una luz para el mundo.
  6. Hicieron actos proféticos. En cierto sentido, sus vidas fueron símbolos proféticos, porque cada acto es un acto profético cuando se hace con una visión para el futuro. Así que curar al enfermo, alimentar al hambriento, comer con los marginados, perdonar a los pecadores, fueron todos símbolos proféticos de una nueva era afectando en el presente.
  7. Ellos estuvieron dispuestos a actuar unilateralmente para crear un nuevo mundo sin esperar por los líderes de la nación o el resto de el populacho a que liderara el camino o que inclusive estuvieran de acuerdo con ellos.

De esta forma, podemos estudiar el comportamiento de los primeros cristianos enfrentando lo que ellos creyeron ser el fin del mundo como un medio de descubrir la clase de comportamientos que pueden ser apropiados para nosotros a medida que enfrentamos elecciones máximas para crear una vida sostenible en el tierra.


Conclusión

Para aprender de la Biblia y ser transformados por lo que leemos no es cosa de una imitación de madera. Vivimos en un mundo muy diferente al mundo bíblico. Nuestros problemas toman una forma muy similar, pero a la vez muy distinta. Somos llamados a discernir como el evangelio nos señala en las circunstancias en las cuales vivimos. El Nuevo Testamento es un libro, un recurso para tal llamado, una colección de testimonios poderosos del trabajo de Dios que nos autoriza a ser creativos y que nos da poder para encargarnos de nuestros problemas en la Era Ambientalista con valentía y con esperanza.


Notas:

  1. Estoy agradecido con mis colegas en el Nuevo Testamento, Edgard Krentz y Barbara Rossing, por leer y criticar una versión anterior de este ensayo.
  2. Uno de los ejemplos más notorios sobre antropocentrismo es 1ra de Corintios 9: 9-10, donde Pablo no puede imaginar que Dios pueda estar preocupado por el ganado. “En la ley de Moisés está escrito: «No pondrás bozal al buey que trilla». ¿Se preocupa Dios por los bueyes o lo dice enteramente por nosotros? Sí, por nosotros se escribió esto, porque con esperanza debe arar el que ara y el que trilla, con esperanza de recibir del fruto”.
  3. Vea Richard Bauckham, “Jesús and the Wild Animals (Mark 1:13): A Christological Image for an Ecological Age,” in Jesus of Nazareth: Christ and Lord, ed. (“Jesús y las Bestias (Marcos 1:13): Una Imagen Cristológica para una Era Ecológica,” en Jesús de Nazaret: Cristo y Señor, varios autores). Joel Green y Max Turner (Grand Rapids: Eerdmans, 1994).
  4. Robert Jewett, “Romanos 8:18-30” (Borrador no publicado de la Hermeneia Commentary on Romans, con permiso), 15.
  5. Ibíd. p. 17
  6. Ibíd. p. 19
  7. Ibíd. p. 24
  8. Vea Joseph Sittler, “Called to Unity” (“Llamado a la Unidad”) Ecumenical Review 14 (1962) 177-87; reimpreso en Currents 16:1 (Febrero 1989) 5-13.
  9. “God’s Family and Flocks: Remarks on Ownership in the Fourth Gospel,” (“La Familia de Dios y Los Rebaños: Remarcas sobre la Propiedad en el Cuarto Evangelio”) en Covenant for a New Creation: Ethics, Religion, and Public Policy, ed. (Pacto Para Una Nueva Creación: Eticas, Religión, y Política Pública, varios autores). Carl Casebolt (Maryknoll: Orbis, 1991), 91-106.


Para más lectura (en inglés)

Bergant, Dianne. Israel's Wisdom Literature: A Liberation-Critical Reading (Minneapolis: Fortress Press, 1997)
Brueggemann, Walter. The Land: Place as Gift, Promise, and Challenge in Biblical Faith (Philadelphia: Fortress, 1987)
DeWitt, Calvin, ed. The Environment and the Christian: What Can We Learn from the New Testament? (Grand Rapids: Baker, 1991)
Hiebert, Theodore. The Yahwist's Landscape: Nature and Religion in Early Israel (New York: Oxford University Press, 1996)
Simkins, Ronald. Creator and Creation: Nature in the Worldview of Ancient Israel (Peabody, MA: Hendrickson, 1994)
Tucker, Eugene. "Rain on a Land Where No One Lives: The Hebrew Bible on the Environment," Journal of Biblical Literature 116 (1997) 3-17.
Weaver, Dorothy. "Anabaptist Interpretation of the New Testament and Creation," in Toward a Sustainable World: An Anabaptist and Mennonite Alternative (forthcoming from Johns Hopkins University Press).

Fuente: Webofcreation.org