PADRE NUESTRO, que estás en los cielos,
también vives en el aire, en el suelo, en los bosques, los océanos.
Santificado sea tu nombre,
en el cuidado que hagamos de tu creación.
Venga a nosotros tu reino,
a todo aquello que veas con buenos ojos.
Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo,
tu voluntad de crear y también de preservar.
El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy,
para que todos puedan tener lo suficiente para vivir la vida en plenitud.
Y perdónanos nuestras deudas,
nuestra ambición, nuestra explotación,
nuestra falta de cuidado por otras especies y por las futuras generaciones.
Como nosotros perdonamos a nuestros deudores,
reconciliándonos con la justicia y la paz.
Y no nos dejes caer en tentación,
la tentación de convertir el dominio en explotación,.
Mas líbranos del mal,
el mal de destruir el regalo de tu creación.
Porque tuyo es el reino,
tuyo, Señor, no nuestro.
El poder y la gloria
en la cruz y en la resurrección,
Por todos los siglos
tú eras en el principio y serás hasta el fin. Amén.
Fuente: Red de Liturgia/CLAI
¿QUE ES LA ECO-JUSTICIA?
La Eco-Justicia es la búsqueda del bienestar de la naturaleza a la par de la del ser humano. La eco-justicia reconoce que en la realidad los seres humanos existimos en/con la naturaleza; no existe real separación por más que querramos separarnos de ella con nuestra indiferencia o nuestra falta de cuidado.
¿Y LA "ECO-TEOLOGIA"?
Como personas de fe, entendemos que si no existimos fuera de la naturaleza, Dios tampoco se revela sólo en la historia humana sino a través de su creación, donde existimos. Cuando buscamos a Dios desde esta visión, encontramos que la Escritura está llena de historias de este tipo y que la creación misma es fruto de la palabra de Dios (Genesis 1:3, 6, 8,9, 11).
28 mayo 2012
BENDICION PASTORAL
Que Dios, que es Fuerza Divina,
Nos restaure una y otra vez nuestras fuerzas perdidas, quitadas o entregadas;
Que Dios, que es brisa,
nos despeje la frente para pensar claro y mirar hacia adelante,
y nos desempolve todo lo que guardamos en el alma,
para reconocer nuestros tesoros,
para reencontrarnos con nuestra riqueza, allá bien en lo profundo.
Que Dios, quien es llama de Amor,
nos abrace las dudas innecesarias
y nos encienda la vida como una hoguera
para acoger los cantos y lamentos,
las historias,
los juegos,
y también los silencios de nuestros hermanos
y hermanas, de todo lo que existe.
Que Dios, que es las estrellas,
nos acompañe nuestro viaje interior,
y nos sirva de guía a través de las noches oscuras del alma.
Que Dios, que es también presencia cercana,
Padre y Madre,
pan, vino;
se haga presente en nuestro cotidiano
como consuelo, como apoyo, como abrazo,
y nos reafirme en nuestra condición de hijos e hijas
de hermanos y hermanas
de familia humana y divina.
Que Dios, que es lo pequeño,
guie nuestros pequeños pasos
hacia las grandes causas; la de la Paz de todo lo que existe,
la del respeto por la Vida toda,
la del Amor sin límites,
Amor hasta lo absurdo;
sin principio ni fin, sin condiciones;
y sobre todo la del Amor después del amor...
Que Dios que es la sorpresa,
el desafío, lo oportuno, lo nuevo;
nos guie de comienzo en comienzo,
re-novándonos, re-creándonos
una vez y otra vez
y otra vez,
y otra vez,
y para siempre.
¡Que así sea!
Fuente: Red de Liturgia/CLAI
Nos restaure una y otra vez nuestras fuerzas perdidas, quitadas o entregadas;
Que Dios, que es brisa,
nos despeje la frente para pensar claro y mirar hacia adelante,
y nos desempolve todo lo que guardamos en el alma,
para reconocer nuestros tesoros,
para reencontrarnos con nuestra riqueza, allá bien en lo profundo.
Que Dios, quien es llama de Amor,
nos abrace las dudas innecesarias
y nos encienda la vida como una hoguera
para acoger los cantos y lamentos,
las historias,
los juegos,
y también los silencios de nuestros hermanos
y hermanas, de todo lo que existe.
Que Dios, que es las estrellas,
nos acompañe nuestro viaje interior,
y nos sirva de guía a través de las noches oscuras del alma.
Que Dios, que es también presencia cercana,
Padre y Madre,
pan, vino;
se haga presente en nuestro cotidiano
como consuelo, como apoyo, como abrazo,
y nos reafirme en nuestra condición de hijos e hijas
de hermanos y hermanas
de familia humana y divina.
Que Dios, que es lo pequeño,
guie nuestros pequeños pasos
hacia las grandes causas; la de la Paz de todo lo que existe,
la del respeto por la Vida toda,
la del Amor sin límites,
Amor hasta lo absurdo;
sin principio ni fin, sin condiciones;
y sobre todo la del Amor después del amor...
Que Dios que es la sorpresa,
el desafío, lo oportuno, lo nuevo;
nos guie de comienzo en comienzo,
re-novándonos, re-creándonos
una vez y otra vez
y otra vez,
y otra vez,
y para siempre.
¡Que así sea!
Fuente: Red de Liturgia/CLAI
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