¿QUE ES LA ECO-JUSTICIA?

La Eco-Justicia es la búsqueda del bienestar de la naturaleza a la par de la del ser humano. La eco-justicia reconoce que en la realidad los seres humanos existimos en/con la naturaleza; no existe real separación por más que querramos separarnos de ella con nuestra indiferencia o nuestra falta de cuidado.

¿Y LA "ECO-TEOLOGIA"?

Como personas de fe, entendemos que si no existimos fuera de la naturaleza, Dios tampoco se revela sólo en la historia humana sino a través de su creación, donde existimos. Cuando buscamos a Dios desde esta visión, encontramos que la Escritura está llena de historias de este tipo y que la creación misma es fruto de la palabra de Dios (Genesis 1:3, 6, 8,9, 11).

06 julio 2012

DEDICATORIA A LA MADRE TIERRA



Somos seres humanos hechos de cuatro elementos:
fuego, agua, tierra y aire…
Nuestra alma representa el elemento fuego,
Nuestra sangre, el elemento agua;
Nuestros huesos, el elemento tierra
Nuestro aliento, el elemento aire.

El planeta tierra tiene los mismos elementos que nosotros tenemos,
El fuego, viene del centro de la tierra,
El agua, representada por los mares y los ríos,
La tierra con sus bosques, y el aire que nos abraza…
Estamos todos interconectados!....

Considerando esta igualdad pedimos “Luz”
Para que los representantes de los países alrededor de la tierra entiendan,
que necesitamos una nueva cosmovisión;
Donde los seres humanos sean valorados como merecen,
Y también todas las formas de vida.

¿Acaso, los líderes del mundo no entienden que la suerte de la humanidad tiene que ser decidida, ahora?
La tierra podrá seguir existiendo, pero nosotros, no.
Cada líder del mundo, recuerde: La Tierra es nuestra Hogar.

Fuente: Dedicatoria a la Madre tierra, durante la Vigilia de las religiones del mundo, en la Cumpre de los Pueblos, Rio+20.

ORACION: COMIENDO CON JUSTICIA


Invoquemos a nuestro Dios, nuestro poder mayor, nuestra mejor naturaleza:

Dios Creador, estamos inmensamente agradecidos por tu bondad al renovar nuestras vidas a través de los frutos de la tierra. Hoy te damos gracias por los alimentos que han sido preparados para todas y todos nosotros y por saber de dónde vienen también, realmente.

Sabemos que vienen de granjas y campos con los cuales hemos sido beneficiados; y reconocemos que lo más seguro, es que estas tierras alguna vez también fueron expropiadas de otros pueblos.

Sabemos que nuestro almuerzo, nos llega de manos de hombres, niños y mujeres que seguramente no recibieron sueldos justos por su sacrificio y su trabajo. Te pedimos, Señor, que a ellos también les llegue muy pronto tu justicia. Ayúdanos a comer justamente, para que tu bondad llegue a todas y todos al mismo tiempo.

Esta sustancia que con toda tranquilidad hoy consumimos, es la abundancia que debe ser compartida con todas y todos, especialmente aquellos que sufren de hambre y sed. Dios sabe que los que aquí estamos, no tenemos esas mismas necesidades, pero sí tenemos hambre del amor comunitario, por eso, ¡comamos juntos! Pidiendo que este encuentro sea sano para nosotros y para el mundo. 

Damos gracias por todos los que cuidaron, sembraron, cosecharon, empacaron, transportaron y prepararon nuestros alimentos, que hoy se convierten en un banquete en nuestros platos.

Oramos por la tierra y por los que tienen hambre. Que todas y todos puedan compartir esta abundancia. 

Oremos para que siempre tengamos hambre y sed de justicia.

¡Amén!

Fuente: (traducido y adaptado) Faith at the End of the Fork, Conference, Rockford, Illinois. USA. 2012.

28 mayo 2012

PADRE NUESTRO (ECOLÓGICO)

PADRE NUESTRO, que estás en los cielos,
también vives en el aire, en el suelo, en los bosques, los océanos.
Santificado sea tu nombre,
en el cuidado que hagamos de tu creación.
Venga a nosotros tu reino,
a todo aquello que veas con buenos ojos.
Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo,
tu voluntad de crear y también de preservar.
El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy,
para que todos puedan tener lo suficiente para vivir la vida en plenitud.
Y perdónanos nuestras deudas,
nuestra ambición, nuestra explotación,
nuestra falta de cuidado por otras especies y por las futuras generaciones.
Como nosotros perdonamos a nuestros deudores,
reconciliándonos con la justicia y la paz.
Y no nos dejes caer en tentación,
la tentación de convertir el dominio en explotación,.
Mas líbranos del mal,
el mal de destruir el regalo de tu creación.
Porque tuyo es el reino,
tuyo, Señor, no nuestro.
El poder y la gloria
en la cruz y en la resurrección,
Por todos los siglos
tú eras en el principio y serás hasta el fin. Amén.

Fuente: Red de Liturgia/CLAI

BENDICION PASTORAL

Que Dios, que es Fuerza Divina,
Nos restaure una y otra vez nuestras fuerzas perdidas, quitadas o entregadas;

Que Dios, que es brisa,
nos despeje la frente para pensar claro y mirar hacia adelante,
y nos desempolve todo lo que guardamos en el alma,
para reconocer nuestros tesoros,
para reencontrarnos con nuestra riqueza, allá bien en lo profundo.

Que Dios, quien es llama de Amor,
nos abrace las dudas innecesarias
y nos encienda la vida como una hoguera
para acoger los cantos y lamentos,
las historias,
los juegos,
y también los silencios de nuestros hermanos
y hermanas, de todo lo que existe.

Que Dios, que es las estrellas,
nos acompañe nuestro viaje interior,
y nos sirva de guía a través de las noches oscuras del alma.

Que Dios, que es también presencia cercana,
Padre y Madre,
pan, vino;
se haga presente en nuestro cotidiano
como consuelo, como apoyo, como abrazo,
y nos reafirme en nuestra condición de hijos e hijas
de hermanos y hermanas
de familia humana y divina.

Que Dios, que es lo pequeño,
guie nuestros pequeños pasos
hacia las grandes causas; la de la Paz de todo lo que existe,
la del respeto por la Vida toda,
la del Amor sin límites,
Amor hasta lo absurdo;
sin principio ni fin, sin condiciones;
y sobre todo la del Amor después del amor...

Que Dios que es la sorpresa,
el desafío, lo oportuno, lo nuevo;
nos guie de comienzo en comienzo,
re-novándonos, re-creándonos
una vez y otra vez
y otra vez,
y otra vez,
y para siempre.

¡Que así sea!

Fuente: Red de Liturgia/CLAI

22 marzo 2012

¿Cómo Decirle Adiós a una Mascota?


Es incredible la relación que mi hijo Adam y su conejo desarrollaron en los últimos cinco años. “Cloudy” (Nublado),  fue el conejito que mi hijo escogió de entre muchos, porque fue el único que en vez de asustarse se le acercó curioso cuando fuimos a la tienda de mascotas a buscar uno para su cumpleaños. Fue amor a primera vista! 
Adam rápidamente se convirtió en buen mayordomo de su mascota. Después del primer día, nunca tuve que recordarle que debía darle agua, de comer o sacarlo afuera para jugar con él. Nunca lo escuché quejarse de su mascota o por tener que cuidarla. Cloudy también le daba atención especial sólamente a él: le gustaba correr alrededor de sus pies, saltar al sofa cuando se sentaba a estudiar. Siempre se dejaba acariciar sólamente por él. Cuando triste, Cloudy sabía cómo levantarle el ánimo enseguida.  Así fue por más de cinco años, hasta el día que Adam encontró a Cloudy sin vida cuando regresaba de la escuela. Adam inmediatamente se tiró al suelo y lloró por horas, acostado a su lado. 
¿Cómo ayudar a mi hijo en tal momento? Enseguida comencé a pensar cuál sería la mejor manera de ayudarlo a pasar por este valle de la vida. Aunque fuera “sólo un conejo”, no podía minimizar la realidad de las horas compartidas, los recuerdos, las alegrías .... La pérdida era más que de una simple mascota, existía una relación que para Adam era verdadera y para los que la vimos, también.  Era mucho lo que íbamos a extrañar.
Recordé la lora vieja que tenemos en la casa, y el día que su compañero de toda la vida, murió. Recuerdo cómo en el momento en el que él murió, ella le gritaba, lo limpiaba, lo movía, como tratando de darle ánimo para que se levantara de nuevo. Era tan obvio su pesar; ni se movía de su lado, que decidimos seguir la costumbre de otras culturas, y la dejamos estar con él por tres días. Dicho y hecho, el tercer día ella por fín se movió fuera de su lado y entró de nuevo en la jaula, para comer y descansar. ¿Si a la lora le dimos este tiempo para superar la muerte de su compañero, cómo no dárselo también a nuestro hijo? 
Confiando que Adam también tendría la capacidad de encontrar la manera de decir “adios”, primero le dimos su tiempo para llorar. Luego de estar un rato, lo dejamos a sólas con su conejo, pero estábamos cerca, pendientes. A las tres horas más o menos le recordamos que no teníamos que “enterrarlo” ese mismo día. Arrugó los ojos. Por lo visto, la idea de “enterrarlo” era algo que no había pasado por su cabeza todavía, pero era hora de irla poniendo en su mente.
Pasaron unas horas más y aunque ya había salido al baño, a comer y había agarrado su libro de tareas para hacerlas, fue a las nueve de la noche que nos avisó cuándo y dónde quería enterrar a Cloudy: al día siguiente, dijo - en la granja, bajo los árboles y cerca del lugar donde llevaba a Cloudy a comer alfalfa y a correr libre por el campo.
Así lo haremos - le dijimos. Adam volvió a su cuarto, acostó a Cloudy en la jaula sobre el pasto, lo cobijó con una franela y le puso sus juguetes alrededor. Luego él también se fue a dormir. No sin antes decir su oración, donde le pedía a Dios que recibiera a Cloudy en su reino y le permitiera algún día, volverlo a ver.
La mañana siguiente Adam se fue a la escuela; hizo sus tareas en su cuarto, al lado de Cloudy. Ya sabíamos que a las 6 p.m. iríamos a la granja, pero a eso de las 5:30 le recordé la hora, para que se fuera preparando como él quisiera. Se paró entonces a buscar una caja vacía y acomodó a Cloudy allí. Le escribió una carta, puso la carta y un par de sus juguetes adentro. Como recién llegaba la primavera, salí al jardín a cortar flores y las puse dentro de la caja. Cuando llegaron las seis y media nos fuimos a la granja. Allí nos esperaba su papá, quien nos ayudó buscando las palas. Adam escogió el lugar. Caminamos hasta allá. Entre él y su papá abrieron el hueco y luego de hacerlo se fueron los dos a buscar grama y alfalfa, de la que le gustaba a Cloudy, para hacerle una cobija con ellas. Adam puso la caja en el hueco, agarró la carta y se la leyó a Cloudy. La carta decía: “Gracias, Cloudy, por haber estado allí para mí siempre. Gracias por todos los ratos de alegría que me diste. Discúlpame por no haber podido estar allí para tí siempre. Espero verte de nuevo, Cloudy, pero todavía no. I love You. Bye, Cloudy.”  Su papá y yo también aprovechamos de decir lo que sentimos.
Adam volvió a poner la carta en la caja, acarició a Cloudy una vez más y la cerró. Agarró unos palitos de madera que estaban al lado, hizo una cruz, se sonrió y la puso sobre la caja. Entonces se le ocurrió hacer una sonrisa con palitos también, y la puso al lado de la cruz. Su papá lo invitó a agarrar una manojo de tierra y cuidadósamante úbico la tierra sobre la caja, de manera de no destruir la cruz y la sonrisa. Nosotros también lo hicimos, y entre ellos dos terminaron de llenar el hueco con las palas.
Adam tiene 13 años. Fue obvio que ya nos había visto despidiendo otros seres queridos y fue recordando las herramientas que tenía en el recuerdo para crear su propia liturgia de despedida. Cuando nuestros hijos son más pequeños, o no han tenido la posibilidad de despedir un ser querido, ellos necesitan más de nuestra ayuda. Tal vez esta experiencia de Adam pueda darle a ustedes ideas de cómo acompañar sánamente a sus hijos a despedir a sus mascotas.
Eviten minimizar la experiencia. Los sentimientos y la relación que se pierde es real para nuestros hij@s y necesitamos honrar este momento, dándole la atención necesaria para que ellas/os puedan aprender a decir adios a sus mascotas. Este momento nos llega a todos, tarde o temprano. 
Recomiendo también que nunca digan: “Luego te compro otra...”, o “era sólo un conejito...”. Aunque no seamos vegetarianos y aunque tengamos el dinero de salir a comprarles otra mascota, cada relación es única y cada criatura es única ante los ojos de Dios también. Ellas comparten con nosotros el soplo de Dios que les dió la vida, creando vínculos verdaderos cuando las amamos. Nuestros hijos/as aveces parecen saber esto, mejor que nosotros!. No hay otra criatura que pueda suplantar la que se ha perdido. Sólo existe la posibilidad de crear una nueva relación, luego y a su tiempo. Ya nuestros hijos/as nos dejarán saber cuando estén listos para ello. 
Que Dios les bendiga! y les muestre el camino para decirle Adios a sus mascotas!
Rev. Neddy
Pd. Le pedí permiso a Adam para tomar y compartir estas fotos con ustedes.