Recapitulo:
Hace dos semanas, soñaba que estaba primero en un lugar lleno de gente de muchos lugares diferentes... parecía un centro comercial, porque había mucha juventud reunida, pero no lo era, era un lugar de encuentro... Algo nos convocaba. En el lugar habían pilas de zapatos, cajas con diferentes tipos de zapatos. Yo andaba preocupada, ansiosa por encontrar "qué zapatos ponerme"... no me sentía "adecuada"...
En esta primera imagen estoy buscando zapatos y siento no encontrarlos... pero en la próxima imagen, estoy en una marcha, con mucha gente, imagino que toda esa gente que antes estaba en aquel otro lugar... Al mirar, me encuentro al frente de la marcha y cuando veo hacia adelante veo que quien lidera la marcha era Vandana Shiva... un hombre joven iba a su izquierda...
En ese momento sentí que esos eran los "pasos" (si no zapatos) que debía seguir o que estaba siguiendo... No supe si o qué zapatos tenía puestos, pero sí la dirección que seguía mi marcha...
En la última imagen, Vandana Shiva está en el suelo, el hombre a su izquierda la atiende. Ella está con las piernas abiertas, pariendo... dando a luz algo nuevo. Ella moría o daba su vida para esto. Yo lo veía en camino a nacer, está naciendo. Y allí despierto.
Reflexión:
Comencé mi participación con el sueño y le decía que este sueño era muy descriptivo de mi lucha interior. Inspirada en su enseñanza, de una situación global tan complicada de injusticia social y ecológica que aveces no nos deja saber dónde comenzar ó dónde estar. ¿Qué zapatos ponernos?: ¿botas para sembrar? ¿zapatos para bailar? ¿para enseñar? ¿para marchar? ¿para luchar? ¿para correr? ¿caminar?... Entonces le pregunto: ¿Cómo escoges tus prioridades? y ¿dónde encuentras inspiración y ánimo desde tu propia espiritualidad Hindú, ante este asunto tan inmenso?
Vandana Shiva muy sábiamente dijo que hay que estar en todos los frentes que mencionaba. Aveces hay que caminar, aveces hay que bailar, aveces hay que pararse, sentarse, protestar. Hay que hacer todo lo anterior. Como las diosas hindúes, dijo: ellas siempre aparecen bailando y con muchas manos a la vez. La imagen de los zapatos para ella no tenía sentido, pero el de las muchas manos, sí. Tenemos que tener muchas manos, dijo. Y está bien que las tengamos.
Asi que, pude sentir la diferencia en mi interior, de darme el permiso de tener muchas manos. De no sentirme mal porque no pueda estar siempre en la granja sembrando, o en America Latina enseñando, o tan lejos de mi familia aquí cuando voy allá, o porque en la iglesia el trabajo sea tan lento para transformar la comunidad, cuando hay temas tan álgidos que requieren atención para evitar el sufrimiento de la misma gente que viene cada domingo, etc, etc, etc.... Hay que tener muchas manos y reconocer que todos esos frentes son muy importantes para trabajar por ese nuevo mundo que queremos, esa nueva tierra, ese nuevo Reino, que mirando ahora, ese hombre a su lado, seguramente, Jesucristo mismo, le está ayudando a parir.